Hasta este momento he sido muy cuidadoso de seleccionar escenas de todas las temporadas, de la mayoría de los personajes principales, y tratado de abarcar los diferentes géneros que había en la serie. En el fondo, la idea era tratar de matizar un poco mis preferencias personales y que esto no se convirtiera en “¿Te acuerdas de ese capítulo donde Sawyer…?”, o en “Te acuerdas de ese capítulo de la Segunda Temporada…?” (“¿T.A.D.E.C.D.S?” y “¿T.A.D.E.C.D.L.2.T.?” respectivamente). De todas estas precauciones que hablo, había una que era la más sagrada: Sólo una escena por capítulo. Hasta ahora. Así es, hay capítulos tan buenos que merecen que se destaque no una, sino tres escenas. Sin más preámbulos: Orientation.
El resto y el video después del salto...
Lost era una de las primeras mitologías del siglo XXI. Y si en la mitología griega Prometeo le trajo el fuego a la Humanidad, en Lost es Pierre Chang, o mejor dicho el Dr. Marvin Candle, quien le entrega algo valioso a John Locke, y de paso a nosotros: Información. Un sabroso, confuso y alarmantemente incompleto montón de información. Los datos salen vomitados de una vieja cinta en un proyector. Todavía no estoy seguro si esto era un ejemplo de narrativa perezosa o una genialidad. Sólo diré que cada vez que en Lost aparecía un formato de video en desuso - U-matic, Betamax, VHS, y finalmente DVD- sabía que se venía algo bueno.
En Orientation, Jack y Locke ven esta curiosa cinta mientras Sayid trabaja raudamente en reparar el computador de la escotilla, que ha recibido un disparo, antes de que termine la cuenta atrás al fin del mundo. Jack no lo cree, y Locke cree en la capacidad de Sayid para arreglar computadoras, vaya a saber uno porqué, así que ambos están relativamente calmados. Viendo películas en los últimos 45 minutos de la humanidad.
La primera cosa que llama la atención del video es que su música incidental contiene una de las melodías más reconocibles de la banda de sonora de Lost. ¡Por fin Locke escucha lo mismo que nosotros durante un momento misterioso! Muy meta. La diferencia es que se escucha con el sonido anacrónico de teclados muy antiguos. En realidad, todo el video esta impregnado de ese anacronismo: los científicos, los estudiantes universitarios, sus tontos peinados. De hecho, las corrientes psicológicas que estudiaba la Iniciativa Dharma estaban muy de moda en los 70’. El video señala que los fundadores de Dharma eran seguidores de B. F. Skinner, pionero de la psicología de la conducta (en cuyo honor es llamado el Director Skinner de Los Simpsons). El conductismo es uno de los acercamientos más estrictamente experimentales de la psicología, así que efectivamente había un montón de psicólogos experimentando con animales en esos años. Diseñando jaulas con puzles para monos, ratas, tiburones, osos polares, y finalmente Sawyer. ¿Lo pillan?
Además estaban interesados en otras cosas útiles. Meteorología (recordarán como era la cosa en la Isla), Parapsicología (¿alguien dijo fantasmas? ¿Poderes mentales?), Zoología (salían unos bellos osos polares peleando) y electromagnetismo (sin comentarios). Esos Dharmas se debían sentir en el lugar correcto. Y luego estaba el misterioso benefactor, Alvar Hanso. Sospechosamente parecido a Leslie Nielsen. Descendiente del capitán del Black Rock, Magnus Hanso, entre otros logros.
Finalmente la misión: El Dr. Candle, que los espectadores más sagaces ya habrán notado que usaba un brazo prostético, indica que los dos reclutas deben permanecer la friolera de 540 días en la estación, apoyándose en la tarea de ingresar el código cada 108 minutos. Jack mira con cara “No crean que voy a ser uno de uno de esos reclutas”. Locke tiene cara de “¡Escójanme, escójanme!”. El Dr. Candle advierte que no deben tratar de usar la computadora para nada más- y ¡BAM! parece que censuraron algo del video- ¡que ganas dan de usar la computadora para otra cosa! Afortunadamente no se puede jugar Plants vs. Zombies en un viejo Apple II. La despedida del video es patrimonio televisivo de la Humanidad: "Thank you, Namaste… and good luck!"
-Vamos a necesitar verla de nuevo –dice John Locke.
Definitivamente.