martes, 18 de octubre de 2011

...Jack es un gran padre?

Una de las pocas cosas que me gustan de la sexta temporada son los Flashsideways. Puede que la premisa inicial no es demasiado atractiva: una tierra paralela donde el avión logra aterrizar en L.A. ¿Cual podría ser la gracia de Lost si el avión no se estrella? Pero entonces viene el giro interesante: el aterrizaje no es el único cambio; el pasado de nuestros personajes es diferente, en mayor o menor medida.

La  gracia de estos Flashsideways es que a partir de los mismos actores, se generan personajes nuevos; pero no  completamente distintos. No son  personas diferentes (cosa que cualquier actor competente podría interpretar) sino levemente diferentes. Son Jack, Kate, etc. pero enfrentados a situaciones distintas, lo que nos permite distinguir la esencia de estos personajes; aquello que los constituye y que no varía, independiente de lo que les haya pasado en su vida. Un ejercicio de guión y de actuación muy interesante. Por suerte, actores como Matthew Fox supieron sacarle todo el provecho posible.

 

El resto y el video después del salto...

El Jack alternativo, a diferencia del real, es un hombre encantador. Es amable con todos, sonríe mucho más, es igual de intenso pero sin ser desagradable. No es el Jack neurótico, impaciente y  destrozado que conocemos, a pesar de que la vida no ha sido del todo buena con él: es igualmente divorciado y su padre sigue siendo Christian Shephard. Incluso físicamente es más relajado, luce un peinado de papá, no como el Jack original y su pelo rigurosamente corto… que en lo personal me evoca militares, skinheads, gente que lo acaba de dejar su novia y se rapa llorando frente al espejo. Tensión. Otra cosa significativa de este nuevo Jack es que… es padre!


En Lighthouse descubrimos que Jack tiene un hijo llamado David, pero este lo odia. Uno se pregunta: ¿¡Jack, que carajo hiciste, que cosa imbécil e intensa hiciste para que tu hijo te odiara igual como te odiaba Sarah!? Pero resulta que Jack no hizo nada malo, es sólo es una pataleta adolescente de rigor, y Jack la resuelve sin ningún problema. Analiza todos los errores de su propio padre y cuidadosamente los evita. Le dice a su hijo que lo ama, que frente a sus ojos, él nunca fallará. Y que en la casa hay pizza. Lagrimas de alegría. ¡Jack, lo lograste! Realmente es el final más feliz para un personaje con un padre tan horrible, cuya tortuosa relación vimos a lo largo de infinitos capítulos. Es cierto que David no es real, es sólo un pedo de la mente de Jack. Pero es un pedo muy significativo, que le permite resolver gran parte su existencia.


Otro detalle interesante: en el capitulo David lee “Alicia en país de las maravillas”, en una edición  de lujo que ya quisiera tener uno.  Jack se lo leía cuando era pequeño, y a pesar de estar en un pésimo momento de su relación, David sigue teniéndole cariño a la historia.

El nexo entre Jack y “Alicia en el país de las maravillas” no es nuevo: Su primer capítulo protagónico se llama White Rabit, en el que se le ve corriendo tras el fantasma de su padre, tal como Alicia perseguía al conejo blanco. Y al igual que Alicia, la persecución lo va adentrando en un mundo nuevo y cada vez más desconcertante. Se podría decir que  Jack es Alicia y la Isla es el país de las maravillas. La diferencia es que cuando Jack se encontró en una tierra misteriosa, lo que menos  hizo fue maravillarse, sino tratar de encontrar una explicación racional a todo. Dentro de Jack, el Hombre de ciencia mantuvo reprimida a la Alicia de Fe, para liberarla sólo poco antes del final de la serie.

También es lo que le lee a Aaron, cuando le tocó asumir un rol paternal hacia él. Alicia es, en el criterio de Jack, el ideal de historia para contarle a un niño antes de dormir. En conclusión: Alicia es igual de importante  en la mitología de Jack, como pueden ser sus tatuajes, su testarudez, su escepticismo inicial o su hijo.