viernes, 10 de junio de 2011

...finalmente vemos a Jacob y a la Estatua?

Descontextualizando - la, esta escena es de mis favoritas en la serie. Nos muestra la vida cotidiana de un hombre de otro tiempo. Tiene por hobbie el telar y come pescado a la piedra. Su plato es una de esas maravillosas hojas multifuncionales que provee la isla a sus huéspedes. Una vida sencilla: desayunando pescado, mirando al mar, observando tranquilamente un barco que se acerca a la orilla.


El resto y el video después del salto...

Pero además de presentarnos a Jacob en la intimidad, nos muestra explícitamente la oposición binaria que atraviesa toda la serie - blanco y negro, luz y oscuridad. Bien y mal. Fe versus razón- encarnada en dos hombres que nunca habíamos visto antes, en dos extraños que se sientan a conversar de cara al Pacífico jugando una especie de Black Gammon verbal acerca de la naturaleza humana. ¿ No se les viene a la mente Jack y Locke en la primera temporada?

 

Viendo de nuevo esta escena, descubrí que es fundamental para hilar cabos y darle algo de sentido a la resolución de Lost, que  -no mentiré- me dejo un poco menos que conforme. Primero, por fin vemos a Jacob -no al imaginario/humo negro que asusta a Ben y Locke en la cabaña- sino a The Real y mitológico Jacobo, al cual sirven Richard y los Otros. Al Jacob que nos ama a todos y que hace listas con criterios que sólo él conoce (que aún sólo él conoce). Y nos damos cuenta que es un hombre como cualquier otro; pesca su comida y desayuna mirando al mar, tal como lo hicieron Kate y Ben unos siglos más tarde.

El hombre de negro llega a romper la armonía de la escena hablando de destrucción, peleas y muerte. Para él eso son los seres humanos. Y no hay vuelta que darle. El hombre de blanco en cambio prefiere traer gente a la isla que ambos comparten intentando probar que el juicio negativo que tiene el de negro respecto de la especie humana está equivocado. Jacob dice “solo termina una vez, todo lo que pasa antes de eso es sólo progreso”. Y claro, recién ahora re-visando esta escena lo comprendí. Solo acaba una vez… porque es un proceso. Tiene que ver con la trascendencia, pero un tipo especial de esta, una trascendencia en comunión. Por eso es necesario que la gente llegue en grupo a la isla, que interactúen, que convivan. Y claro hay peleas y muerte y destrucción. Pero Jacob piensa que hay algo más. Que las personas pueden ser algo más, y es por eso un hombre de fe (Ben redimiéndose en Doctor Linus, creo es una muestra de eso).

Fuera de la amenaza de muerte que hace el humo negro, o del blooper que significa ver el barco tan cerca de la isla en la mañana, considero importante rescatar esta escena porque aunque a mí me desilucionó como desarrollaron esta parte de mitología lostiana en la sexta temporada; la dicotomía Jacob/Humo. En unos pocos minutos condensa gran parte del espíritu de la serie, y lo hace de manera preciosa. Parte con la vida de un desconocido, como muchos inicios de Lost (Jack en la primera temporada, Desmond en la segunda, Juliet en la Tercera, Pierre Chang en la Quinta), tiene el binarismo luz y oscuridad- blanco y negro (paradójicamente la casa del de blanco no tiene luz natural), nos muestra la estatua de cuatro dedos cuando aún era la diosa Taweret en todo su esplendor. Vemos el Black Rock. Gente arrastrada por Jacob a la isla, para probar su punto. Personas desconcertadas y perdidas en la isla, tal como nuestros losties. Pero que acabarán mucho peor.